La demencia tipo Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que suele presentar un inicio insidioso y un curso progresivo. Se caracteriza por presentar cambios en la conducta, en los procesos cognitivos y emocionales que con el tiempo mermarán autonomía e independencia a nuestro ser querido
Cuando a un ser querido le diagnostican Alzheimer, sentimos miedo, inseguridad y nos inundan multitud de preguntas. Es habitual tener dificultades para manejar y abordar este tipo de enfermedad.
Desgraciadamente no existen respuestas únicas o trucos infalibles. En ocasiones lo que en un momento puede resultar útil, en otro momento puede no serlo. Cada caso es único y sus diferentes características, así como la evolución de las mismas, van a marcar las diferencias en el manejo a desempeñar con nuestro ser querido.
Pero hay una serie de pautas comunes que pueden resultar de ayuda a la hora de manejar situaciones problemáticas. Lo primero que tenemos que saber es que es muy importante el desarrollo de la comprensión y la empatía, es decir, ponernos en la piel del otro sin tratar de perder el control de las situaciones. Detrás de los comportamientos que observaremos hay un motivo, aunque a veces no seamos capaces de identificarlo, no olvidemos que se trata de una enfermedad.
Tabla de contenidos
Características habituales del alzheimer y consejos sobre cómo actuar ante cada una de ellas
Conductas repetitivas
Puede resultar desolador, incómodo y desesperante el ver cómo tienen conductas repetitivas y nos repiten una y otra vez las mismas cosas. En estas situaciones es posible perder la paciencia o no saber bien cómo manejarlas. Aunque resulte complicado, es importante permitir que se expresen, de este modo favorecemos el desarrollo de la comunicación y el lenguaje.
Si el afectado se encuentra desorientado o desubicado, en la medida que sea posible hay que tratar de que sean ellos los que encuentren sus respuestas, para ello podremos ayudarles facilitando claves, rutinas y horarios que favorezcan su orientación con el objetivo de fomentar y preservar al máximo la mayor autonomía del afectado.
Fomentar su sentido de utilidad
Puede ser habitual que ya no puedan realizar actividades o labores que antes desempeñaban, aspecto que genera gran frustración para el enfermo así como dolor para el cuidador al ver la merma de capacidades. Es esencial fomentar y favorecer el que realicen algunas tareas como las que son más repetitivas o automáticas. Permitirles realizar estas actividades como por ejemplo doblar calcetines o deshacer una madeja de lana, ayudará a que estén ocupados, distraídos y reduzca su nivel de malestar.
Conductas oposicionistas
Manejar comportamientos tercos, oposicionistas y conductas pueriles es otra de las situaciones que generan especial inseguridad y duda. Pese a la presencia de las mismas, no debemos tratar a los mayores con infantilismo. Puedes simplificar las tareas, y en la medida que sea posible fomentar que tomen decisiones, o dar control para que puedan elegir entre algunas alternativas.
Es natural que podamos perder la paciencia o que nos cueste comprender los nuevos ritmos, así como respetar el enlentecimiento de nuestros mayores, para ello recuerda la importancia de reforzar la empatía y respetar los tiempos que ahora se necesitan para resolver actividades que antes costaban menos.
Alucinaciones y delirios
En fases más avanzadas de la enfermedad pueden aparecer alucinaciones, que son percepciones sensoriales de una realidad que no existe y delirios que son interpretaciones e ideas que la persona que las experimenta, las percibe como reales, pese a que no sea así. El contenido de las mismas puede ser perturbador o desagradable, en estos casos debemos intentar no tratar de razonar o demostrarles que no tienen razón, pues esto les generará mayor malestar.
Es importante hacer por reducir el nivel de angustia tratando de acogerles y escucharles, y cuando reduzca el nivel de alerta o malestar hacer por desviar su atención en otros aspectos que les favorezcan el ajuste a la realidad. Incluso si las ideas delirantes o alucinaciones son agradables, no debemos fomentarlas.
Comportamientos agresivos
Una de las posibles manifestaciones de esta enfermedad que hacen difícil su manejo es la presencia de comportamientos agresivos o violentos. En estos momentos debemos tratar de mantenernos serenos, y entender que estos comportamientos son producto de la propio proceso neurodegenerativo de la enfermedad.
Es de especial importancia minimizar los riesgos y mantener al máximo la calma evitando responder de manera agresiva física o verbalmente. Mantener un tono de voz pausado, reducir los distractores, así como no realizar forcejeos o grandes gestos favorecerá la bajada de la agresión por parte de nuestro ser querido. Dirigirnos a ellos por su nombre favorece que focalicen mejor la atención y de este modo si fuera posible tratar de disuadirles o dirigirles a estímulos que les relajen.
Para minimizar o reducir las situaciones de riesgo, podemos anticiparnos a la escalada de agresividad, para ello, como cuidadores u observadores, debemos prestar especial atención a las señales que nos indican que se puede estar descompensando como la presencia de miradas amenazantes o tensión, entre otros. Esto favorecerá la mejor resolución de las tensiones tanto para nuestro ser querido como para la persona al cargo.
Ser comprensivos y flexibles
Como última recomendación, y no por ello menos importante, para poder acompañar a nuestro ser querido a lo largo de este proceso de deterioro paulatino, es de especial importancia ser comprensivos y flexibles con nosotros mismos y con ellos para de este modo ir aceptando el desarrollo y curso de la enfermedad que hará de nuestro ser querido alguien a quien nos cueste reconocer.
Aceptar y comprender el proceso de deterioro que hará de nuestro ser querido alguien cada vez más dependiente no es sencillo. Mantener el control y realizar un manejo adecuado cuando nos enfrentamos a lidiar y asistir un proceso neurodegenerativo como una demencia tipo Alzheimer con un ser querido es muy difícil, es habitual sentir culpa y no saber cómo actuar en ciertas situaciones. No te sientas mal por ello, para eso están los especialistas, para resolver las dudas, miedos e inseguridades que tengamos durante todo el proceso de acompañamiento de nuestro ser querido.
Permitirse expresar tus sentimientos como cuidador y compartir lo que estás viviendo hará de este duro proceso algo más llevadero. Igual que tratas de ayudar a tu ser querido, otros te pueden ayudar a ti, no tengas miedo en pedir ayuda.
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