Al hablar de los trastornos de la conducta alimentaria, debemos plantearnos mirar más allá de lo que podemos percibir a simple vista, de lo que es meramente observable. Si no nos detenemos a conocer a la persona, simplemente nos quedaremos en la parte superficial, y creeremos que el verdadero problema simplemente reside en el plano alimentario, o en la búsqueda de un ideal de belleza. Aquella persona que padece un trastorno de la conducta alimentaria lleva una historia de vida personal consigo, y una identidad que ha quedado definida de forma disfuncional al convivir con estos trastornos a lo largo de sus años de vida.
Tabla de contenidos
Qué son los trastornos de la conducta alimentaria
En primer lugar, la identidad es considerada como el estado de ser una persona única, y no otra, estando caracterizada por un conjunto de rasgos que caracteriza a dicha persona, y que la diferencia de las otras.
Las variables emocionales como factores de riesgo de los trastornos de la conducta alimentaria
Dentro del trastorno de la conducta alimentaria, hay rasgos característicos de personalidad, como por ejemplo el elevado perfeccionismo, es decir, lo que yo soy depende de mis logros o de cumplir las expectativas que el resto ha depositado en mí. Además, encontramos la baja autoestima, dado que se da una evaluación personal negativa en muchos momentos, y una tendencia al todo o nada. Por otro lado, se encuentra la dificultad de reconocer sus propias emociones, por lo que una manera propia de sentir es a través del cuerpo, y por ello, la focalización va muy dirigida a la parte corporal y la forma del cuerpo. Darle importancia por otro lado a la necesidad de control, a través del cuerpo y de la comida, dado el nivel de descontrol que puede llegar a sentir en su propio entorno.
También encontramos una emoción muy significativa, la cual genera elevado malestar, que es el miedo. El propio miedo en diferentes dimensiones, como a no saber cuál es tu lugar en el mundo, a no tener un pilar de sostén, miedo al rechazo, y el propio miedo a perderse a uno mismo, y no saber quien es.
Factores de riesgo o vulnerabilidad asociados a los trastornos de la conducta alimentaria
La identidad de aquel o aquella que padece un trastorno de la conducta alimentaria puede quedar depositada en dos puntos diferentes:
- En primer lugar, los trastornos de la conducta alimentaria tienen un origen en el propio cuerpo como identidad, y se encuentra el pensamiento de ‘’sólo soy en función de mi peso, o forma física’’. Por ello, la delgadez o un tipo de cuerpo determinado acaba convirtiéndose en la verdadera realidad de su ser. En algunos casos, la identidad queda limitada a sentir, por ejemplo, fatiga en el cuerpo, o apreciar los signos de la desnutrición, del malestar corporal. Es decir, si aparecen esta serie de sensaciones físicas y estos pensamientos, la persona siente que existe, y se identifica con esas sensaciones como su propio ser, y su estilo de vida.
- En segundo lugar, está basar la identidad en la mirada de las otras personas, es decir, ‘’soy en función de lo que el resto piense de mí’’. También depositarán quien son en función de sus logros, ya que, si no hay logro o no se cumplen sus metas, comienza el periodo de frustración y sentirse perdido, no sabiendo quien son realmente, por miedo, por ejemplo, a poder decepcionar a otra persona. Por último, es necesario recalcar el punto en el que aquellos que padecen un trastorno alimenticvio (TCA) pueden depositar su valía e identidad en el pensamiento de las otras personas, por lo que se buscará la aceptación de forma constante. En algunos casos, en los que por ejemplo se da una inversión de roles dentro de la familia, cuando la persona pierde ese rol definido, puede sentir que ha perdido su identidad, ya que el mensaje que ha recibido siempre, como, por ejemplo, de cuidar de un hermano pequeño, ya no existe, por lo que no sabe quien es a partir de ese momento.
Cómo se tratan los trastornos de la conducta alimentaria
Teniendo esto en cuenta, cuando se inicia una intervención psicológica en trastornos de la conducta alimentaria, es fundamental ir construyendo junto con la persona su propia identidad, ir definiéndola y encontrándola a través de su propia historia personal, dado que, si directamente desaparece la sintomatología compatible con un TCA, la persona sentirá la pérdida de la identidad que se ha ido creando con el paso de los años, y puede conectar con un vacío interno, que le lleve a la desregulación emocional, conflictos, y a acabar recurriendo a otro tipo de sintomatologías, como por ejemplo, el consumo, para poder evitar y evadir el malestar. Por todo esto, dentro de las buenas prácticas en la prevención de trastornos de la conducta alimentaria es de suma importancia trabajar y abordar la historia personal de cada persona que acuda a terapia, dado que en esa historia reside el malestar, eventos que han podido ser traumáticos, problemas de relaciones interpersonales, e incluso problemas en el ámbito familiar, que acaban llevando a la persona a crear una identidad basada en un tipo de cuerpo, y en la mirada de los otros, para sentir que son, y poder evitar el dolor de su propia historia.
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