El pasado 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, fue una oportunidad para reflexionar sobre los retos en este ámbito. Millones de personas a nivel mundial sufren trastornos mentales, y su comprensión es vital para el bienestar colectivo. La Clínica López Ibor destaca que trastornos como la depresión y la ansiedad han aumentado su prevalencia debido a factores como el estrés diario, influencias genéticas y ambientales y un diagnóstico más consciente.
La pandemia de COVID-19 exacerbó trastornos relacionados con el estrés, mientras que otros, como la esquizofrenia, han mantenido su prevalencia. Los jóvenes y adolescentes son especialmente vulnerables debido a retos como las redes sociales, la presión académica y la incertidumbre económica. Las mujeres son más propensas a ser diagnosticadas con trastornos de ansiedad y depresión. La prevención, la educación y la concienciación temprana, junto con estilos de vida saludables y acceso a tratamientos, son clave para abordar este problema. Sin embargo, el estigma persiste: un 11% de las personas diagnosticadas no comparte su situación, y muchos enfrentan discriminación, especialmente en el trabajo. La sociedad debe priorizar y apoyar la salud mental.
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