Las catástrofes naturales, como la erupción volcánica en La Palma, tienen un impacto profundo en la vida y la salud mental de las personas afectadas. La pérdida del hogar conlleva no solo la pérdida material, sino también pérdidas emocionales y sociales significativas. Las personas que experimentan esta tragedia pueden enfrentarse a una serie de desafíos psicológicos y emocionales.
Uno de los principales desafíos es el estrés postraumático, ya que muchas personas han vivido situaciones amenazantes y han sufrido pérdidas irreparables. Los síntomas pueden incluir flashbacks, pesadillas, ansiedad y angustia.
El impacto en el sueño también es común, con problemas como insomnio o pesadillas debido al estrés y la ansiedad. La incertidumbre sobre el futuro y la sensación de descontrol contribuyen a la ansiedad y la angustia.
El estrés constante y el temor a la situación generan irritabilidad, enojo y, en algunos casos, problemas físicos como sudoración excesiva, taquicardia, mareos y cefaleas.
La incertidumbre sobre cuándo terminará la situación y las posibles consecuencias a largo plazo pueden llevar a sentimientos de desesperanza y desilusión.
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Es crucial proporcionar apoyo a nivel social, sanitario y comunitario para ayudar a las personas afectadas a sobrellevar estos desafíos emocionales y psicológicos. El daño no es solo material, y el apoyo emocional y psicológico es esencial para ayudar a las personas a recuperarse de las catástrofes naturales.
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