Durante el verano, los conflictos familiares con niños y adolescentes suelen aumentar debido al exceso de tiempo libre. La falta de rutinas y obligaciones puede llevar a problemas de conducta en los jóvenes. Algunos estudios sugieren que este conflicto puede surgir cuando los niños quieren pasar todo el día fuera de casa con amigos o cuando se encierran en sus habitaciones frente a las pantallas sin control parental.
En España, las vacaciones de verano de los niños suelen ser mucho más largas que las de los padres, lo que crea una logística complicada y dificultades para encontrar actividades de ocio asequibles. Esto puede hacer que los niños se sientan perdidos, aburridos e irritables, especialmente aquellos que son naturalmente inquietos o tienen dificultades de comportamiento.
La falta de normas y límites durante las vacaciones también contribuye a los problemas de conducta. Es importante establecer reglas razonables y comunicarlas claramente a los hijos para brindarles seguridad y ayudarles a autorregularse. Las consecuencias por un mal comportamiento deben formar parte de una negociación, donde los hijos sientan que han sido escuchados y comprendan la importancia de seguir las normas.
Evitar comportamientos no deseados implica planificar y organizar el tiempo libre junto con los niños y adolescentes, afirma la especialista en psicología infantojuvenil Estrella González de Clínica López Ibor. Si la convivencia se complica, es recomendable sentarse en familia y discutir la situación, aportando ideas, soluciones y estableciendo normas claras. Los padres no deben temer al aburrimiento, ya que puede fomentar la creatividad y el desarrollo de recursos propios en los niños.
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En resumen, mantener rutinas, establecer normas y límites, y fomentar la comunicación y la negociación en la familia pueden ayudar a hacer frente a los conflictos durante las vacaciones de verano y reducir los problemas de conducta en niños y adolescentes.
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