La pandemia de COVID-19 ha tenido un fuerte impacto en la salud mental de los jóvenes. Según un informe de la Asociación Española de Pediatría, las urgencias psiquiátricas en adolescentes han aumentado un 50% desde el inicio de la pandemia. Factores como el confinamiento, las restricciones, la incertidumbre y la falta de actividad han contribuido a empeorar la salud mental de los jóvenes.
Se han observado aumentos en problemas como la depresión, la ansiedad, las adicciones (incluyendo el uso excesivo de pantallas, alcohol y drogas) y los trastornos obsesivos compulsivos (TOC). Además, la intensidad emocional en esta etapa de la vida puede llevar a comportamientos autodestructivos, como autolesiones e ideación suicida.
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Es crucial detectar estos problemas a tiempo y buscar ayuda profesional. También se destaca la importancia de fortalecer la comunicación con los jóvenes, tanto en el hogar como en la escuela, y supervisar el uso de las redes sociales y los desafíos virales. La prevención y el apoyo adecuado son fundamentales para evitar complicaciones a largo plazo en la salud mental de los menores.
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