El artículo explora los diferentes tipos de hambre y cómo manejarlos de manera efectiva. Según la psicóloga Celia Avello del equipo de expertos de la Clínica López Ibor, existen tres tipos de hambre: física, emocional y hedónica o externa.
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El hambre física se relaciona con la necesidad biológica de obtener nutrientes y energía para el cuerpo. Se caracteriza por señales corporales como el estómago vacío y mareos.
Por otro lado, el hambre emocional no está vinculado a necesidades físicas, sino a emociones internas como el estrés, la ansiedad y la tristeza. Es importante reconocer y atender este tipo de hambre.
El hambre hedónica o externa se centra en el deseo de experimentar sabores y texturas específicas de los alimentos, a menudo desencadenado por estímulos alimentarios externos.
Es fundamental entender que todos estos tipos de hambre son válidos y merecen atención. No satisfacer el hambre emocional puede llevar a problemas más graves, ya que la comida no es la raíz del problema, sino la ansiedad u otras emociones subyacentes.
El artículo destaca que el hambre emocional se convierte en un problema cuando se convierte en la única forma de lidiar con emociones negativas, como la ansiedad o el aburrimiento. En estos casos, es importante buscar ayuda profesional.
Para gestionar el hambre emocional, se recomienda eliminar tentaciones alimenticias no saludables en casa, encontrar distracciones para el aburrimiento, controlar el estrés a través de la meditación y el sueño reparador.
En resumen, el artículo ofrece consejos sobre cómo reconocer y manejar el hambre emocional, enfatizando la importancia de abordar las emociones subyacentes y buscar ayuda cuando sea necesario.
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